Con este tamaño, desbanca del trono del mayor de los exoplanetas a HAT-P-2b, cuyo descubrimiento fue anunciado en mayo del año pasado por astrónomos del Harvard-Smithsonian Center for Astrophysics, pues este tiene «sólo» ocho veces la masa de Júpiter.
El descubrimiento de Gliese Bb es importante más allá del dato anecdótico de su tamaño porque es la primera vez que se utiliza el método astrométrico para detectar un exoplaneta.
Este método utiliza las variaciones de posición y las oscilaciones en la órbita de una estrella o cuerpo astronómico para inferir la presencia de otra masa que las causa, aunque esta no pueda ser vista directamente.
En este caso, los astrónomos saben que Gliese 22 está formado por tres estrellas, Aa y Ab, que forman un sistema binario, y B, que orbita alrededor de las otras dos, y fue precisamente gracias a las variaciones detectadas en la órbita de esta última que se pudo detectar la existencia de Bb, el exoplaneta.
Esta animación da una idea del efecto detectado, enormemente aumentado para que sea obvio, aunque en ella sólo se ve un planeta que afecta la posición y velocidad de una estrella con su masa - Planet reflex sm.gif, Wikimedia Commons
Por decirlo muy grosso modo, es como cuando en una serie de detectives son capaces de averiguar el peso y estatura de un sospechoso gracias a las huellas que ha dejado en la arena o en tierra blanda; sin llegar a verlo pueden averiguar cosas de él por sus efectos en el entorno.
José Ángel Docobo, el director del observatorio de la USC, espera poder realizar nuevas observaciones que permitan afinar los datos sobre el nuevo exoplaneta, para lo que dice que una herramienta como el Gran Telescopio Canarias sería ideal.
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